3 elementos a tener en cuenta para fijar el precio de tus servicios profesionales
19 de octubre de 2022El componente económico del precio
19 de diciembre de 2022La inflación, una variable a la que durante muchos años hemos prestado una atención relativa. Últimamente, sin embargo, ha pasado a ser la pesadilla de muchas microempresas, tanto si su actividad es de servicios como productiva. El efecto del incremento de costes dificulta mucho la gestión de los gastos, la realización de tarifas y la concreción de pedidos. Aunque no existe una solución milagrosa, en este artículo comentamos algunas pautas que pueden ayudarte a realizar dicha gestión de una manera más ordenada.
La inflación se define como el incremento de precios que tienen los bienes y servicios y que se produce en un período de tiempo. Se calcula a partir de la evolución de los precios de una cesta de compra. Es un cálculo que se realiza mensualmente y los medios lo publican tanto en términos mensuales como anuales.
Como decíamos, la inflación, es decir, el incremento de precios, ha pasado a ser uno de los quebraderos de cabeza más importantes de personas autónomas y microempresas, complicando mucho la gestión económica de las actividades. Se han producido incrementos de precios constantes en los costes de materiales, en servicios logísticos, en la energía y dichos incrementos se han trasladado también a los costes fijos de las empresas (alquileres, personal, mantenimientos…). Algunos de estos costes se han podido repercutir en el precio del producto y de los servicios pero, en muchos casos, sólo parcialmente.
Y es que, en entornos inflacionistas, se produce no sólo un incremento de costes, sino una menor disposición de dinero por parte de empresas y familias. Este hecho se debe a que elementos que son esenciales para su día a día, cuestan más dinero. Este doble efecto genera una pinza que presiona a los negocios en términos de costes y precios.
Ante esta situación, compartimos algunas de las pautas que hemos seguido con empresas clientes, para gestionarla:
- Identificar en qué costes se produce el incremento de precios, en qué magnitud y qué impacto tiene en el conjunto del negocio. Por ejemplo, no tiene el mismo impacto el incremento de costes de una materia básica como el aluminio para una empresa fabricante e instaladora de ventanas; que el incremento del coste del combustible para una actividad de coaching que se realiza principalmente de forma online y, puntualmente, presencialmente.
- Mantener actualizados los escandallos de productos y servicios.
- Valorar en qué medida puede trasladarse el incremento de costes al precio de venta del producto/servicio. Es necesario analizar producto a producto y servicio a servicio. Tanto por el impacto que tiene el incremento de costes en cada uno como por el posicionamiento de mercado. Por ejemplo, puede haber productos que ya se vendían con un margen muy reducido y otros que lo tenían más amplio. Se puede plantear, pues, incrementar el precio de productos con el menor margen y hacer un incremento parcial de los que tienen el mayor margen.
- Algunas empresas han optado también por comprar más material del que habitualmente compraban, frente a los incrementos de precios sucesivos. Sin embargo, hay que tener cuidado con esta estrategia, dado que en algún momento se puede invertir la situación. Recordemos, por ejemplo, el fuerte incremento de precios de mascarillas que se produjo durante la pandemia y la caída que sufrieron cuando ya el mercado estaba servido.
- Ante el fuerte incremento del coste de transporte, buscar proveedores de proximidad, que permitan una flexibilidad en el abastecimiento.
- La opción de plantear cambios de formatos también ha funcionado en algunas actividades. Por ejemplo, el caso expuesto en el primer punto de intensificar el uso del formato online en detrimento de los desplazamientos físicos.
- Algunas empresas han optado por interrumpir la actividad temporalmente ante la evidente falta de viabilidad de esta, dada la situación actual.
- Esta última opción pone de relieve la gestión comercial que debe realizar todo negocio que venda a crédito. En momentos de incertidumbre, es necesario analizar muy bien a quién se vende y en qué condiciones. Las situaciones de impagos pueden producirse con más asiduidad que en momentos de bonanza. En consecuencia, es necesario realizar una gestión comercial preventiva, con un riesgo asumible en caso de impago de un cliente.
¿Y tú? ¿Cuáles de las pautas has puesto en práctica? ¿Alguna otra que no hemos mencionado? Ayúdanos a compartir todo lo que sirva para facilitar una situación de por sí muy complicada.
Y si necesitas un apoyo para valorar y decidir cuáles son tus mejores opciones para gestionar los costes y precios en tu negocio, llámanos. #disfruta tu negocio