Los 7 elementos clave del crecimiento de tu negocio
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«Se ha muerto de éxito»?
La experiencia me dice que lo más importante del crecimiento del negocio es el proceso que sigue. En el último post presentamos los 7 elementos clave que debería tener todo proceso de crecimiento para que tenga éxito.
Hoy hablaremos de cómo organizar dicho proceso para que llegue a buen puerto. Para ello lo organizaremos en 4 pasos.
El punto preliminar y básico para poder aplicar estos 4 pasos es que este crecimiento del negocio sea consciente. Es decir, que haya una voluntad por parte de la persona que gestiona la empresa de crecer y de gestionar dicho crecimiento. Sin esta premisa, el resultado del crecimiento será totalmente incierto.
Una vez se da esta voluntad de gestionar el crecimiento del negocio, podemos pasar a definir los 4 pasos:
El primero.
Hay que fijar unos objetivos. Saber qué queremos hacer y cómo lo queremos hacer. Seguramente los recursos son limitados y no podemos cubrir todas las áreas. Hay, pues, que definir aquellos elementos que son esenciales para alcanzar el crecimiento esperado. Dicho de otra manera, hay que definir las prioridades. Es de estos elementos los que tendremos que estar pendientes.
El segundo.
Hay que asignar unos responsables para cada una de las prioridades. Alguien que se preocupe de aquel ámbito, que lo desarrolle y que se coordine con el equipo. Somos conscientes de que cuando hablamos de microempresa todo suele girar alrededor del emprendedor. Éste será el último responsable. Pero en un proceso de crecimiento también está la construcción de un equipo de trabajo. Y aquí es donde hay que definir los objetivos y las responsabilidades de las personas del equipo.
El tercero.
Una de las problemáticas de las empresas de reducida dimensión es la falta de tiempo. Esto hace que aquellos aspectos que no tienen que ver con el día a día se hagan a medida que se puede. El proceso de crecimiento no puede eternizarse. Hay que definir unas temporalidades, unos vencimientos para cada prioridad.
El cuarto.
Seguimiento. Hay una frase que define muy bien este apartado «lo que no se puede medir no existe». Si fijamos unos objetivos pero no podemos medir los resultados de las acciones que hacemos para alcanzarlos, difícilmente sabremos si hemos cumplido los objetivos. Por lo tanto, hay que seleccionar uno o dos indicadores por objetivo y darles el valor numérico y/o económico en el tiempo para analizar en qué medida se cumplen y realizar los ajustes adecuados.
Ya veis que estos cuatro pasos nos ayudan a que el crecimiento de nuestro negocio sea organizado, continuado, controlado y permite que lo incorporemos en nuestro día a día de forma natural. Y en aquellos puntos en los que no sepáis cómo hacerlo, nos podéis llamar y lo comentamos.