La empresa controlada en una hora: ingresos.
17 de abril de 2018Reflexiones de una madre emprendedora
2 de mayo de 2018Hoy hablaremos de los gastos de estructura. Las podemos definir como aquellos costes que el negocio tiene anualmente de forma recurrente, sólo por el mero hecho de existir. Es decir, la empresa tiene dichos gastos fijos tanto si vende o como si no vende. Como os podéis imaginar, es importante de cara a la viabilidad del negocio que estos gastos sean lo menores posible, lo que llamamos Estructura Mínima Viable (EMV).
¿Qué gastos se incluyen en este apartado? El alquiler del local, el agua, la electricidad, el teléfono, la gestoría, la prevención de riesgos -en el caso de que tengamos trabajadores-, los desplazamientos recurrentes, los seguros, el mantenimiento de la web, los sueldos de las personas que tenemos contratadas, el coste de Seguridad Social. Puedes ampliar la información en el post La empresa bajo control en 1 hora: gastos fijos.
La estructura mínima viable (EMV)
Tal y como hemos comentado, es muy importante mantener estos gastos en un valor mínimo, resultando lo que llamamos una Estructura Mínima Viable (EMV). Por lo tanto, es un planteamiento de modelo de negocio: ¿Quién es nuestro público? ¿Qué servicios/productos le ofrecemos? ¿Cómo se los ofrecemos? ¿Qué necesitamos para ofrecerles dichos productos?
De hecho, muchos clientes comentan que una de las claves de su éxito radica en tener una estructura pequeña, lo que conlleva unos gastos mínimos de mantenimiento de la empresa. Así pueden hacer frente a la variabilidad de los ingresos. Este punto es especialmente clave al inicio del negocio, cuando todavía no se ha alcanzado el punto de equilibrio.
Para definir esta EMV es importante responder a la pregunta:
«¿Qué necesitamos para ofrecer nuestro producto/servicio a nuestros clientes?«.
Algunos ejemplos
Por ejemplo, hay clientes que quieren vender un producto al por menor y compran un local. Esto conlleva un gasto muy importante que deberán recuperar en cada venta. Es más aconsejable comenzar con un alquiler. Arrendar en lugar de comprar también permite cambiar de local en el caso de que comprobemos que la ubicación escogida inicialmente no es la más adecuada.
Un segundo caso. Imaginemos que queremos ofrecer un servicio que nosotros sólo podemos realizar de forma parcial. Significa que necesitaremos colaboradores, bien propios, bien externos, para poder realizarlo. Por tanto, la EMV en este caso serán las personas con capacidad técnica para ofrecer el servicio.
Siguiendo con este ejemplo, contratar personal supone un gasto recurrente cada mes. Es aconsejable comenzar con colaboradores externos autónomos que nos presten sus servicios a medida que los necesitemos. Cuando la actividad sea más regular, podremos plantear un contrato a tiempo parcial e incrementarlo a medida que haya más volumen de negocio.
Por lo tanto, analicemos nuestro negocio y veamos qué gastos podemos transformar en variables, de manera que solo los tengamos si necesitamos ese recurso o bien desarrollar esa tarea, … Y que también nos permitan cambiar de forma económica el recurso en el caso de que no sea el más adecuado.
Un apartado especial es el sueldo del emprendedor. Siempre hemos comentado que hay que tenerlo en cuenta para elaborar la estructura de ingresos y gastos de la empresa. Pero también es cierto que muchos emprendedores no lo cobran y lo utilizan para financiar el negocio, especialmente en las etapas iniciales. Por lo tanto, ponerse un sueldo de mercado y tener esta no dependencia de un sueldo al inicio del proyecto, es muy favorable de cara a la viabilidad del negocio.
En definitiva, es muy importante que, al inicio del negocio, la estructura mínima viable (EMV) sea muy reducida. Facilitará la viabilidad del negocio y que su promotor/a pueda cobrar su sueldo. A medida que la empresa crezca, esta EMV ya se ampliará: más trabajo, más necesidad de estructura. Pero es importante que ambos factores -EMV y volumen de negocio-, sigan caminos paralelos.
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